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23 Como no dejaban de vociferar, de agitar sus mantos y de arrojar polvo al aire, 24 el comandante mandó que metieran a Pablo en la fortaleza y lo azotasen, a ver si confesaba y de esa forma era posible averiguar la razón del griterío contra él. 25 Pero cuando lo estaban amarrando con las correas, Pablo dijo al oficial allí presente:

— ¿Tenéis derecho a azotar a un ciudadano romano sin juzgarlo previamente?

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